Finalmente triunfó la justicia en la UACM. Lamentablemente en nuestro país muy pocas veces hemos visto y vemos movimientos democráticos alcanzar tan plenamente sus propósitos. Casi siempre tenemos que conformarnos con valorar la participación y los alcances en clave de contrapoder, de crítica y de oposición. Honor a quien honor merece. Hay que agradecer y aplaudir a estos estudiantes, académicos y trabajadores sus esfuerzos y sacrificios en los últimos meses. Después de haberse liberado del peso de la imposición, el autoritarismo y el patrimonialismo, ojalá esta joven y noble institución universitaria, con sus legítimos órganos de gobierno y por medio de la participación de la comunidad universitaria, vuelva a concentrarse en las tareas para las que fue creada: ofrecer educación superior de calidad e innovadora a los jóvenes capitalinos y así contrastar la creciente exclusión educativa y las consecuentes derivas hacia la desigualdad social. Enhorabuena. Arriba el movimiento democrático de la UACM.